jueves, 24 de noviembre de 2011

Incendio en un polígono industrial de Zamudio.


Las llamas arrasaron el pasado domingo dos naves del polígono de Torrelarragoiti, en Zamudio. El incendio devoró los pabellones de tres empresas y ha dejado 'sin techo' a más de 70 trabajadores, que se han visto obligados a buscar un nuevo local en el que desarrollar sus actividades. La Policía Municipal reparó en el resplandor desde la carretera contigua al complejo industrial. Eran alrededor de las siete de la tarde y los agentes se apresuraron a dar aviso a los equipos de emergencia para atajar el avance del fuego. Para cuando los Bomberos llegaron al lugar, 5.000 metros cuadrados de superficie industrial eran pasto de las llamas y tanto la estructura metálica como la maquinaria de las tres compañías afectadas habían quedado reducidas a un amasijo de hierros.
El incendio, cuyas causas se desconocían al cierre de esta edición, se desató en el interior de un pabellón de uso secundario de Zunibal, firma dedicada a la producción de material electrónico y con sede en la vecina localidad de Derio. En cuestión de minutos, el siniestro se extendió a la nave que ocupa la compañía de transportes Nortesa y combó las paredes y el techo del edificio, que ayer amanecía desolado y todavía humeante. El fuego envolvió también la sede de Beascoechea, una pequeña empresa dedicada al material de construcción en metal y que ocupa también al pabellón donde se gestó el desastre.
No es la primera vez que estas naves sufren los efectos del fuego. El Ayuntamiento ya registró un accidente en julio de 2010, cuando varios bidones de telene, un producto químico inflamable cuando se expone a temperaturas superiores a los 40 grados, ardieron en el exterior de la fábrica y alarmaron a los trabajadores de los pabellones contiguos. «Con este incendio ya van cuatro», afirma Eneko Beascoechea, responsable de la empresa que lleva su nombre y que se vio afectada por el fuego surgido en Zunibal.
Tras el incidente del verano pasado, las autoridades de la localidad vizcaína instaron a la empresa a adoptar una serie de medidas para extremar las precauciones y garantizar de ese modo la seguridad en la zona . «El Consistorio ya tomó cartas en el asunto cuando se produjo ese siniestro, y la entidad se comprometió a cumplir las normativas», aseguró Igoitz López, alcalde de Zamudio. Dieciséis meses más tarde, la fatalidad ha vuelto a llamar a las puertas del polígono y sembrado de nubarrones el proyecto empresarial de sus moradores.
Vigilancia las 24 horas
El incendio deja a los responsables y trabajadores de las dos entidades afectadas en una situación «desesperada», ya que se han visto obligados a buscar un lugar en el que instalarse hasta que sus naves sean reconstruidas. Una tarea que, a juzgar por el arquitecto del Ayuntamiento de la localidad, no será cuestión de semanas ni de meses. «El pabellón de Nortesa está totalmente destrozado. Hay que desmantelarlo y volverlo a edificar de arriba a abajo», confirmó el técnico municipal, que añadió que las obras «se durarán más de un año». En cuanto al pabellón que alberga a Beasco- echea, que a primera vista no parecía tan dañado, el profesional le augura un proceso igualmente largo. «Tendrán que analizar el estado real de cada pieza, pero comparte estructura con Zunibal y es posible que los materiales estén muy resentidos y haya que tirarlo también», se lamentó.
El Consistorio, entretanto, no ha perdido el tiempo y a lo largo del día de ayer buscó emplazamientos alternativos para las fábricas siniestradas, en concreto dos lonjas donde los afectados podrán capear el temporal. «Hemos contactado con otros empresarios de la zona para realojarles provisionalmente», concretaba el primer edil, que calificó la respuesta del resto de firmas del polígono como «increíblemente solidaria. Se están volcando con nosotros», aseguró López.
Tanto las autoridades como los damnificados por el fuego echaron en falta alguna explicación por parte de la empresa en la que se originó el incendio, que rehuyó ayer hacer declaraciones a este periódico. «Todavía no han contactado con nosotros», coincidía el alcalde. A la espera de que las investigaciones arrojen luz sobre lo ocurrido, una patrulla de la Ertzaintza vigila las naves destrozadas para asegurarse de que nadie entre en los edificios con el ánimo de manipular o hacer desaparecer pruebas», dijo López. (FUENTE: ELCORREO.com).

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