martes, 7 de febrero de 2012

Casos de bebés robados y las adopciones ilegales en Euskadi han seguido un mismo patrón.

Por sus manos han pasado los informes de las tres exhumaciones realizadas en Euskadi —dos en Gipuzkoa y una en Bizkaia— que dieron como resultado tres féretros vacíos. El director del Instituto Vasco de Medicina Legal, Carlos Cubero, asegura que los casos de bebés robados y las adopciones ilegales han seguido un mismo patrón. “Va a ser muy duro, pero es necesario que salga la verdad, aunque para ello hace falta voluntad”, subraya.
Pregunta. ¿Qué dicen los informes de las exhumaciones?
Respuesta. En los tres casos, el de Derio en el que el supuesto bebé se enterró en 1992, el de Itsasondo, datado en 1977, y el de Polloe, en el 74, no había restos óseos. Esto significa desde un punto de vista científico que allí no se introdujo ningún recién nacido muerto. Si lo hubiera habido, el cadáver por la descomposición hubiera acabado en restos. A los cinco años, normalmente, ya no hay tejido blando y solo queda tejido óseo que permanece para siempre en el tiempo.
P. ¿Podría haber alguna otra explicación que justifique las cajas vacías? ¿Movimientos de tierra o traslados en los panteones?
R. No. Se sacó un féretro con el deterioro natural del tiempo por las condiciones ambientales y se ve que aquello no ha sido manipulado. Insisto, si en verdad se hubiera metido un recién nacido muerto o un feto a término que fallece tras nacer, hubiera habido restos óseos.
P. ¿Qué protocolo están siguiendo los forenses vascos?
R. Entre abril y mayo de 2011, la consejera de Justicia, Idoia Mendia, nos adelantó que seguramente tendríamos que intervenir y nos planteó si estábamos preparados. La preocupación era por si había suficientes recursos y personal para ello. La respuesta fue que sí. Hay personal, medios materiales y conocimientos técnicos y científicos. A finales de junio se nos remitió un protocolo de actuación desde el Departamento de Justicia para la colaboración en los casos que sea necesaria la identificación a través de métodos científicos de investigación del ADN y la asistencia del Instituto Vasco de Medicina Legal. Se trata de aplicar un protocolo conjunto para que haya una homogeneización y una buena articulación a nivel estatal.
P. ¿Se puede caer en el error de agrupar todos los casos?
R. Hay que matizar y diferenciar unos de otros. No sé si hubo una trama, aunque todo induce a que sí. No puedo asegurarlo porque hay que investigar. El resultado nos dirá si ha habido una trama, quiénes han intervenido y la localización de esas personas que algunas han podido fallecer. Pero sí creo que las sustracciones de bebés y las adopciones ilegales han seguido un mismo patrón. No parece que se haya actuado de forma individual.
P. Hace cuatro o cinco décadas no existían los códigos deontológicos en las clínicas y hospitales que conocemos hoy. ¿Era fácil actuar de forma irregular?
R. Ahora las cosas se hacen con más rigor y hay más sistemas de control. Además, la propia sociedad es más exigente y no vive en la credulidad y en la ignorancia, dicho con respeto. En una situación tan extrema como una mujer que está dando a luz, ésta es más vulnerable. Está claro que sabían a quiénes manipular. Ahora exigimos más. Aunque sea un momento triste pedimos documentación, ver al recién nacido muerto y llevárnoslo para inhumar. Antes no se hacían las cosas así pero evidentemente se tenía que hacer como estaba establecido por el reglamento del Registro Civil. Es verdad que ahora sería impensable por los controles que hay en las instituciones y en la sociedad. Lo que es sorprendente es que haya podido ocurrir en los años 80 y 90 cuando ya existía de alguna forma ese control.
P. ¿Falta tanta documentación como se cree?
R. Todos los casos no pueden salir a la luz porque no va haber documentación suficiente para abrir las investigaciones. Esto va a generar mucha frustración porque hay muchas familias que están reviviendo las dudas que tuvieron en su día y no se pueden crear falsas expectativas. En aquella época estaba todo en papel y este aparece y desaparece, se traslada de sitio. Pero confío en que haya más documentación de la que la sociedad piensa que hay. Creo que así es, hay más de la que todos pensamos. Lo único que sí tiene que haber es sensibilización. Si estás sensibilizado intervienes con más celo. Lo que me preocuparía es que haya sectores que no quieran llegar a saber la verdad. Pero si todos a una estamos sensibilizados y ponemos nuestros conocimientos, herramientas y nos coordinamos, se puede hacer mucho más de lo que la sociedad piensa. En muchos casos no se podrá llegar a la verdad, pero en otros sí. Lo que tiene que haber es voluntad.
P. ¿La Comisión interdepartamental creada entre Sanidad, Justicia e Interior es un paso importante en la coordinación?
R. Sí. Es necesario que cada uno sepa qué actuaciones tiene que llevar a cabo pero que haya una interrelación. Esto va a permitir agilizarlo todo. La investigación siempre va a ir canalizada por el juez y el fiscal, pero no excluye para que haya unos canales de comunicación entre los operadores activos que ayude a tener más comunicación.
P. ¿Qué opinión tiene de la supuesta trama de robos de bebés?
R. Como patólogo forense y como persona, creo que hay que humanizar los casos con respeto hacia las familias, sin entorpecer las investigaciones, pero dando la justa información para sensibilizar a la sociedad con unos hechos tan brutales que cuesta creer que hayan ocurrido. Prefiero ser reservado, pero quiero que se llegue a saber toda la verdad y cuando eso ocurra probablemente nos llevemos muchas sorpresas sobre médicos, puede que religiosos y funcionarios. Saldrán nombres y pienso que nos vamos a llevar sorpresas con personas muy reconocidas a quienes se les podría imputar. También me hace pensar lo duro que va a ser cuando se llegue a saber dónde están esos niños, esas personas que no saben que fueron robados y que piensan que sus padres son los biológicos. Eso es durísimo. (FUENTE: EL PAÍS).

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