miércoles, 16 de mayo de 2012

'Batallones' de jóvenes llevan su indignación a los muros. Siria, morir por un grafiti.

El vídeo se presenta a la usanza de los que utilizan los grupos armados del Ejército Libre de Siria para anunciar su constitución. Los activistas aparecen con el rostro cubierto con capuchas pintadas con la bandera que simboliza la revuelta siria. El jefe del "comando" se encuentra secundado por varios acólitos que exhiben sus armas: los famosos aerosoles que les han convertido en objetivo del régimen. Haciendo hincapié en la ironía que encierra toda la grabación, los chavales los muestran como si fueran trabucos de grueso calibre.
El líder de los embozados comienza entonces a leer la habitual declamación de los alzados. "En el nombre de Dios, misericordia y eternidad para los mártires de la revolución siria, anunciamos que no vamos a dejar que ningún muro permanezca en silencio, los muros van a maldecir el alma de Hafez y van a hacer caer al régimen", proclama.
Después incide en el carácter "pacífico" de sus actividades y concluye clamando: "¡Viva Siria libre y digna".
La cinta del autodenominado 'Batallón de los que os vuelven locos' de Deir Ez Zor –otro alegato al tono cáustico que pretenden mantener los activistas- fue difundida el pasado mes de febrero y constituye un ejemplo de la creciente sofisticación intelectual pero también organizativa de los opositores al régimen de Bashar Asad que, lejos de optar sólo por la lucha armada, han decidido aferrarse también a la resistencia no violenta, una faceta de la revuelta siria eclipsada en los últimos meses por la represión gubernamental y la réplica del Ejército Libre de Siria (ELS).
La muerte el 29 de abril de Nour Hatem Zahra, un conocido activista de Damasco de 23 años al que apodaban 'El hombre Aerosol', como si se tratara de uno de esos superhéroes de la saga Marvel, ha recuperado la atención hacia estos grupos de oponentes, que no sólo lanzan sus proclamas contra el sistema liderado por Asad sino también contra el ELS al que algunos acusan de mancillar el espíritu de la algarada popular.
"Nuestro objetivo es construir una nueva Siria democrática, no destruirla con una guerra civil. Por eso estamos en contra de la primacía de las armas. Para el régimen, el ELS es un enemigo fácil. Combaten al mismo estilo, con armas. Pero se ponen furiosos cuando tienen que luchar a nivel de las ideas. No saben que hacer", explica Shahin, un periodista de 28 años de Damasco que huyó a Beirut el año pasado y que aprendió a hacer pintadas al iniciarse la revolución.
Otro activista capitalino, también huido a Beirut, A.G, de 26 años, incide en que muchos de los autores de estos graffitis no tienen relación alguna con el mundo del arte y han aprendido la técnica de sus amigos o de Internet. "Yo soy ingeniero, pero recibimos información de nuestros amigos europeos", aclara en un café de la capital libanesa.
A.G. todavía no se ha liberado de la impronta que dejan décadas de dictadura. Cuando habla baja la voz y mira en su entorno.

Mucho más que un acto simbólico

La incidencia de los graffitis en la rebelión siria dista mucho de ser meramente simbólica. De hecho, la sublevación comenzó en marzo del 2011 en Daraa tras la detención y brutal tortura de un grupo de chavales que se dedicaban a tales menesteres.
En los últimos meses, los partidarios de este activismo no violento han comenzado a anunciar la formación de 'Batallones' en diversas ciudades como Deir Ez Zor, Damasco o los suburbios que rodean a esta villa.
Gracias a la web, los oponentes a Asad han establecido toda una red de colaboración con simpatizantes de otros países y sirios exiliados como A.G. o Shahin, donde no sólo intercambian ideas sino técnicas de acción.
A.G. saca de su teléfono móvil un vídeo que le enseñó como pintar con rapidez usando una plantilla oculta en una bolsa de papel sin fondo. "La apoyas en el suelo, usas el aerosol y te levantas y siguen caminando como si nada hubiera pasado. Es cuestión de segundos", dice. Así dejó plasmada hace días la cara de un Bashar al Assad con bigote al estilo Hitler en plena Corniche de Beirut.
Los autores de graffitis han depurado su capacidad organizativa. Ahora actúan en pequeños 'comandos'. "No más de 3 ó 4. Uno se queda vigilando, quizás con un teléfono móvil, y si ve algo raro da la voz de alarma. Desde hace meses usamos plantillas porque es más rápido. En Damasco pueden ser más de 100. Al principio nos centrábamos en la ciudad vieja porque allí era más fácil esconderse en las callejuelas. Conseguimos pintar todos los muros que rodean la mezquita de los Omeya (la más emblemática de Damasco)", rememora A.G.
También han conseguido solventar uno de los principales escollos que ha puesto el régimen: "Han prohibido la venta de aerosoles a menos que el comprador se identifique con su carné de identidad", apunta Shahin. Los chavales están fabricando aerosoles a partir de aspersores para plantas, bombas de bicicletas o botellas de agua reconvertidas. "Los mejores son los que se hacen con aspersores para plantas porque no hacen ruido. El sonido del aerosol puede alertar a los vecinos por las noches (que es cuando actúan)", observa A.G. La figura del 'Hombre Aerosol' ha adquirido proporciones casi míticas entre los jóvenes sirios, aunque según varios activistas consultados el difunto Nur Hatem era sólo uno de los varios personajes a los que se les ha atribuido ese apodo, cuyo origen se encuentra en el cortometraje del mismo nombre que realizo hace años el popular guionista Adnan Zaray, que inspiró a toda una generación de militantes no violentos.
Nur tampoco era el primer 'artista' de su tipo que fallecía ante la represión del régimen. En julio del 2011 las fuerzas leales a Al Assad abatieron a otro popular activista, Mohammed Rateb, de Homs. "Nur era muy conocido pero no es el único Hombre Aerosol. El mito del Hombre Aerosol se hizo muy popular entre los chavales. Era un personaje misterioso, que aparecía en un lugar, pintaba en el muro y desaparecía, antes de que le pudieran detener", indica Shahin.

Contra las ideas, a balazos

A finales del año pasado, un periodista sirio vinculado con la oposición, Iyad Shurbaji, identificó a otro activista, Ahmad Khanji, un arquitecto de 30 años, como el verdadero Hombre Aerosol y dijo que había sido detenido tras ser descubierto cuando pintaba en un muro del barrio capitalino de Abu Rumana. El eslogan de la página Facebook que se estableció para elegir su libertad podría explicar fácilmente la aparición de Nur y de otros muchos imitadores. "Arresta a uno y aparecerán dos, no puedes arrestar a una idea", se lee en el muro virtual.
Nur fue uno de los organizadores de la 'Semana del graffiti por la libertad' que se organizó en abril en Siria y que solicitó el apoyo de los simpatizantes de la revuelta en los países de la región. El chaval ya había pasado dos meses en prisión en el 2011 al ser detenido por el mismo motivo. El último día 29 fue herido cuando intentó evadir un control policial. Una bala le alcanzó en la pierna. Los activistas sirios aseguran que murió desangrado.
Su funeral se convirtió en un enésimo desplante hacia el régimen ante la concurrencia de miles de personas, como quedó reflejado en los vídeos que colgaron de Youtube sus correligionarios. Las grabaciones permiten apreciar a la multitud secundando con aplausos el paso del féretro y gritos de '¡Ala Uakbar, Ala Uakbar'!.
La comitiva atravesó desafiante el barrio de Kfar Susa, uno de los arrabales de la capital, lanzando proclamas en contra de las autoridades mientras secunda el cadáver del difunto, que portaban en un soporte de madera a hombros de los chavales.
Nur había sido cubierto de flores y le habían colocado una cinta verde en la cabeza. Algunos de los asistentes marchaban enarbolando ramas de palmeras, un gesto simbólico para los musulmanes por su color verde, alegoría del paraíso. Durante la marcha, los muchachos se permitieron colgar banderas revolucionarias en los postes de la electricidad ante el éxtasis de los presentes. Otro grupo de chicas embozadas se dedicó a decorar con nuevos graffitis 'subversivos' los muros del entorno.
Las imágenes permiten ver como las fuerzas de seguridad terminan dispersando la convocatoria a tiros, que a duras penas consiguen acallar el griterío de la multitud. "¡Sólo nos arrodillamos ante Dios!", replicaban los chavales. Desde entonces, los 'Batallones del Aerosol' –así se autodenominan- han intensificado sus acciones, que documentan y difunden a través de Youtube.
Los compañeros de Nur le dedicaron una insólita iniciativa el día 3, cuando media docena de chavales encapuchados hicieron aparición a plena luz del día en Kfar Susa y embadurnaron incontables paredes con mensajes como el que decía: "el león (Asad significa león en árabe) se convirtió en perro". Sólo pararon cuando apareció un civil empuñando una pistola –según se percibe en el vídeo- y tuvieron que salir a la carrera.
Para otro devoto del graffiti político como el libanés, Khodor Salameh, la reacción del régimen sirio no le sorprende. "Han caído en la locura y tienen más miedo de gente como Nur, personajes laicos, artistas y gente cultivada que puede luchar contra ellos a través de las ideas, que de los opositores que recurren al mismo sectarismo que usa el régimen".
Salameh y su amigo Ali Fakhry fueron arrestados en Beirut precisamente por secundar la 'Semana del graffiti por la libertad' que apadrinaron los oponentes sirios con una pintada donde decían 'Siria, la revolución continúa'. Los militares intentaron inculparles por daños contra la propiedad pública y generar problemas en las relaciones del estado libanés y su vecino sirio, toda vez que ahora el ejecutivo local mantiene una inusual alianza con Damasco. Incluso intentaron usar como 'pruebas' de su actividad subversivas panfletos de manifestaciones que encontraron en su vehículo, un CD cuya carátula era un retrato del Che Guevara y unos sobres de sacarina que en un primer instante confundieron con drogas.
"Los muros son como un libro abierto que te permiten expresar tus ideas y para los regímenes las ideas son peligrosas. En el Líbano, por ejemplo, si escribes un mensaje sectario a favor de Hizbulá (shía) o Mustaqbal (suni) no pasa nada, eso está aceptado, pero si eres independiente y estás en contra del sistema sectario entonces vas a la cárcel”, añade Khodor, de 25 años y con más de 7 como activista. (FUENTE: EL MUNDO).

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