martes, 1 de abril de 2014

Tres años de cárcel para el instalador de una placa de cocina que ocasionó seis muertes.

El Juzgado de lo Penal número Dos de Santander ha condenado a tres años de prisión al instalador de una placa de cocina y a once meses de cárcel a su compañero por la explosión del edificio Jai Alai de Laredo (Cantabria), en el que perdieron la vida seis personas y otras siete resultaron heridas. La sentencia condena al primero como autor y al segundo como cómplice, de un delito de estragos por imprudencia grave en concurso con seis delitos de homicidio por imprudencia grave y tres delitos de lesiones por imprudencia grave. Además de las penas de prisión, el juez les inhabilita como montadores e instaladores de electrodomésticos por cinco años -para el principal acusado- y por dos años y medio para el cómplice.

Junto a ello, deberán indemnizar juntos y solidariamente con las aseguradoras a las familias de los fallecidos, a los lesionados y a los afectados por los daños en el edificio por un valor total de 1,8 millones de euros. La sentencia considera probado que ambos acusados procedieron a la instalación de una placa de cocina de gas natural cuando el servicio de gas del edificio era propano.

Sin tener cualificación adecuada y sin ser instaladores autorizados, procedieron modificar la instalación existente, con el fin de conectar los tubos de la cocina y de la placa, que tenían distintas secciones y diámetro. Una vez efectuada la conexión, abrieron la llave del gas y comprobaron que la llama que salía era excesiva, debido a que los quemadores instalados eran para gas natural y no para propano. Entonces, los acusados abandonaron el lugar indicando a su propietario que para utilizar la placa abrieran la llave al mínimo y que al día siguiente volverían a cambiar los quemadores de gas ciudad por los de propano.

Según señala la resolución, no advirtieron del peligro que conllevaba tal instalación, ni se aseguraron de que las llaves de paso estuvieran cerradas, ni se cercioraron de que por la unión realizada no se producían perdidas de gas. Horas más tarde -de madrugada- se produjo una explosión en la vivienda, cuya causa fue una fuga de gas propano que se produjo en el tramo instalado por los acusados, consecuencia de la perdida continua de gas, siendo el detonante el reóstato del frigorífico que al ponerse en marcha generó una chispa que fue el detonante de la explosión del gas acumulado.

Un matrimonio septuagenario de Bilbao y su hija de 37 años; una anciana impedida de Getxo y su cuidadora boliviana y una mujer vizcaína de 40 años fueron las víctimas mortales del trágico suceso que tuvo lugar el 27 de julio de 2006. (FUENTE: EL CORREO).

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